Ya desde tiempos anteriores a los romanos, se apreciaban y veneraban las rosas por sus bellas flores y su excepcional perfume. El género de las “Rosas” incluye una variedad inédita de formas, colores y aromas. El espectro va desde la sencilla y elegante rosa silvestre, pasando por las rosas más clásicas de colorido suave y olor intenso, hasta los híbridos más modernos, de vivos colores, fruto del cruce entre varias especies de rosas. La rosa es originaria de Persia. De allí pasó a la India, y desde las cruzadas también se pueden encontrar variedades de rosas en Europa. También se la conoce como “la reina de las flores” y arrastra detrás de sí una larga tradición. La rosa es la flor de loto de occidente y es símbolo de que la persona actúa desde su punto central, desde el corazón. Es el emblema del desarrollo interior que lleva hasta la meta de la perfección. La calidad de esta perfección se muestra en la combinación de formas, colores y perfumes de la rosa. Solo con su simple contemplación, actúa de manera integral y curativa sobre todas las fuerzas vitales. Asimismo, tampoco podemos separar la rosa de leyendas, mitos y cuentos. La siguiente anécdota me la contó una joven de origen persa en un mercado: “Cuando en casa había alguna cosa que no andaba bien con la abuela y el ambiente estaba cargado, el abuelo le colocaba discretamente un saquito de rosas debajo de la almohada. Poco después todo volvía a su cauce.” Este es uno de los muchos indicios de que las rosas actúan en el plano del corazón.
La energía de las rosas y su efecto
La rosa se parece mucho a la esencia del ser humano, y ya en la antigüedad se hablaba de la relación entre la rosa y el corazón humano. La rosa encierra una fuerza milagrosa: la de abrir el corazón y atizar la alegría de la vida. El perfume de la rosa hace que se desvanezcan las tensiones y los miedos, al tiempo que ahuyenta las penas y las preocupaciones. La rosa es la flor que da la bienvenida al recién nacido, la que los acompaña durante toda su vida y la que, después de su muerte, simbolizará el tránsito al otro mundo. La rosa y el ser humano están unidos por el fuerte lazo del amor, motivo por el que la rosa es símbolo del amor. Es el símbolo del amor joven, que florece, del amor maduro y también lo es del amor pasado. Simbólicamente, la rosa sella la promesa de amor entre dos personas. Asimismo, respalda todas las cualidades buenas del individuo y, de este modo, le ayuda a superar dificultades de todo tipo. Como planta curativa, la rosa tiene una gran importancia. Actúa como fuerza equilibrante en los trastornos del cuerpo y del alma. Es preciso destacar su influencia positiva y vigorizante sobre la actividad cardiaca, así como su acción relajante y reforzante sobre los nervios. A través de su efecto vasoconstrictor, estimula el retroceso de las inflamaciones, en especial las de los órganos femeninos. Además, también se le atribuye un efecto estimulante de la fertilidad. Aplicada en forma de aceite esencial sobre un quemador en el dormitorio, puede ayudarnos a superar los trastornos nerviosos del sueño. El aceite esencial de rosa esparce un agradable perfume único que purifica la atmósfera y contagia buen humor. Muchos remedios para la salud contienen todavía hoy, como en la antigüedad, aceite de rosas.
Esencias de Rosas
El tema de las energías de las esencias de rosas es principalmente el amor, la humildad, la esperanza, la conexión con la Tierra y la confianza en uno mismo. Las esencias de rosas promueven la unidad de cuerpo, mente y espíritu. Se unifican el corazón y la mente, y entran en armonía los sentimientos y el intelecto. Partiendo de la esencia “Wildrose” del Dr. E. Bach, en los últimos años fueron elaboradas diferentes esencias de rosas. La información básica de todas las esencias de rosas consiste en la trasmisión de amor, armonía y bienestar general. Así como las diferentes flores difieren en forma y color, cada rosa posee su efecto sutil, su “especialidad” en relación a su utilización.