Libélula

(Odonata)

Las libélulas forman una orden dentro de la clase de los insectos. De las 5.500 especies, 85 se encuentran en Europa Central. Sus grandes ojos y su buena capacidad de vuelo las convierten en exitosas ladronas de los aires. Las libélulas alcanzan un ancho de alas de entre 6,5 a 9 centímetros. Viven en lagunas, humedales y pantanos. Las libélulas poseen un cuerpo esbelto con seis patas que tienen colores brillantes en algunos sectores. Gracias a la velocidad con la que pueden batir sus alas, son capaces de volar lejos y rápido.

Gracias al reflejo, el animal reconoce cualquier fuente de agua desde el aire. Tiene resistencia en su vuelo y pueden llegar a cazar lejos del agua. Las larvas de libélulas, denominadas ninfas, se desarrollan en el agua y allí se desenvuelven como carnívoras, buscando renacuajos y pequeños peces. Poseen un esqueleto externo que, al crecer los animales, debe ser reemplazado periódicamente por otro. Luego del cambio de piel, el cuerpo queda blando y desprotegido. Mientras vive en el agua, este animal muda varias veces su piel. Cuando está preparada para la última muda, se desplaza fuera del agua y se agarra de una planta emergente. Una vez realizada la metamorfosis, se despoja del esqueleto y se eleva por primera vez por los aires.

Mitología: En la mitología germana, las libélulas se relacionaban con la diosa Freya o Frigg, y eran sagradas. Esta veneración pagana fue revertida por los misioneros junto con el significado del día viernes que le era dedicado a las libélulas, y se las convirtió en “perforadoras de ojos” y se dijo que el viernes era día de mal agüero (viernes 13). Para los indígenas, las libélulas son símbolo de renovación. En Japón, ella es el emblema nacional, ya que hay cierto parecido entre este grupo de islas y una libélula. Personifica a la velocidad y al viento arremolinador. Las libélulas son como pequeñas hadas. Frecuentemente nos dan señales. Ellas también son denominadas las guardianas del conocimiento antiguo.

La Libélula en la interpretación de los sueños: Nos hace tener flashes mentales, nuevas ideas vuelan hacia nosotros; promueven nuestra espontaneidad.

La Esencia de Libélula: Esta es una esencia que nos ayuda a elevar nuestras emociones desde las aguas turbias, llevándolas al plano mental trasparente. Une los elementos del agua y del aire, el plano emocional con el intelectual. Siendo una larva, vive primeramente en aguas turbias, las cuales corresponden a nuestro plano emocional, y luego se eleva hacia la libertad de la mente.

En el plano físico: Si nos sentimos atrapados por nuestros sentimientos y humores, pudiendo inclusive desarrollar síntomas como dolores de cabeza, contracturas e inclusive depresiones, la esencia nos ayuda a transformar esto energéticamente y a disolverlo.

Emocional: Aprendemos a controlar nuestras emociones y a no “pescar pasivamente en lo turbio”, huyendo del papel de víctimas y de la sensación de desagrado y desamparo. La esencia fortalece nuestra intuición y promueve la pronta acción empática.

Espiritual: Aprendemos a utilizar correctamente nuestros conocimientos. Nos elevamos internamente sobre nuestras emociones y vemos nuestra meta con claridad y precisión. La esencia nos regala la sabiduría de aprender de nuestros errores, a emplear correctamente nuestros conocimientos y nuestro poder. Nos ayuda a reemplazar antiguos lastres y a liberarnos interiormente. Nos comunicamos directamente con Dios y con ello le damos un nuevo sentido a nuestro accionar.

Pd: Cuando hace años, durante una meditación recibimos el pedido de ayuda de los últimos delfines del río Yangtze, un integrante de nuestro grupo viajó al Lejano Oriente para ayudarlos activando el agua con la esencia Delph. Él no se sentía muy seguro en relación en cuándo y dónde debía trabajar. Fue entonces que aparecieron las libélulas, mostrándole en cada ocasión donde y cuándo debía realizar la activación. Este hecho se repitió unas cuantas veces y siempre estaban presentes las libélulas.