(Stichodactyla mertensii)
La anémona de mar pertenece a los invertebrados, a los cnidarios, de los cuales existen en todo el mundo entre 8.000 a 9.000 especies. Todos los cnidarios tienen tentáculos cubiertos de células urticantes alrededor de la apertura de la boca. La anémona pertenece a la clase de los antozoos (anthozoa). Con sus colores brillantes, los tentáculos ondulantes y el tronco carnoso, estos animales frecuentemente se asemejan a plantas. Sin embargo, son carnívoros. Sus tentáculos, con sus células urticantes, venenosas, son utilizados para defenderse contra sus enemigos y para capturar a sus presas, que pueden ser desde diversos animalitos a pequeños peces. Contrariamente a la mayoría de los corales marinos, las anémonas no viven en colonias. Su reproducción es asexual. Un animal adulto se divide en dos. El resultado son dos animales genéticamente idénticos. Sus tentáculos pueden llegar a medir varios centímetros. Viven en las costas y en los arrecifes y precisan de mucha luz, ya que una parte de su alimento es producido, en simbiosis, por un alga fotosintetizadora. Viven en las zonas de mareas. Durante la bajamar, cuando llegan a la superficie, recogen sus tentáculos para protegerse de la deshidratación. Entonces se convierten en masas gelatinosas que se pueden ver en las rocas costeras. Frecuentemente viven bajo salientes rocosas, las que las protegen del sol directo.
La anémona de mar vive en diversas simbiosis: Por un lado con algas, las que protege para que ellas le produzcan azúcar en las áreas pobres en nutrientes (fotosíntesis con la energía del sol). Por el otro, con una determinada especie de pez, el pez anémona. Acá pareciera que en el transcurso de la evolución, éste se adaptó al veneno de los tentáculos. Poseen una resonancia química, la que hace que el animal no sea herido por el veneno de los tentáculos, como le sucede a las demás especies de peces. El pez puede mantenerse en el refugio de los tentáculos y, al mismo tiempo, está protegido de sus propios enemigos, los que evitan a la anémona de mar, la que se beneficia, ya que el pez la mantiene limpia. Sin embargo, esta sociedad no es del todo equitativa, ya que la anémona puede vivir sola, el pez anémona o payaso, no.
La Anémona en la Mitología: La anémona de mar, con sus muchos tentáculos venenosos, se parece a lo que conocemos en la mitología griega como la “Hydra de Lerna”, con sus múltiples cabezas. Así como cuando Heracles cortó las cabezas de Hydra y éstas volvieron a crecer de a dos, la anémona se puede reproducir asexualmente a través de la división.
La Esencia de Anémona de Mar: Nos ayuda a ser capaces de reconocer qué puede estar unido y qué no. Frecuentemente las personas sufren durante años por este tema. Se trata de poder tomar la decisión correcta en la vida. Precisamente cuando alcanzamos la edad en la que anhelamos un compañero, surgen miedos y dudas: ¿será esa la persona adecuada? La relación tiene que seguir siendo sólida una vez que la primera llamarada del enamoramiento y de la pasión se hayan apaciguado, y se debe poder desarrollar el verdadero amor dentro del compañerismo. Algunas parejas viven sin el certificado de matrimonio, otros se dejan casar por civil/iglesia, pero luego se viene la rutina diaria y uno también debe aprender a aceptar las facetas del compañero que antes no teníamos tan presentes.
Algunos sobreviven en una relación que para los de afuera se presenta como unida, pero internamente son infelices y están llenos de dudas. Y a más tardar cuando llega la famosa “crisis de la mediana edad”, muchos matrimonios y parejas se rompen. La esencia nos ayuda a ver con claridad qué puede estar unido y qué no, dónde hay química y dónde no. Fortalece la conciencia de nosotros mismos y nuestra autoestima. Es un gran paso que requiere de mucho valor. Posiblemente surjan miedos, ya que aprendemos realmente a abrir nuestros ojos y a ver con claridad, y a percibir a través de nuestro corazón y a reconocer lo que es adecuado para nosotros. Sin embargo, gracias a una mayor autoestima, estos miedos desaparecerán. A través de una autoestima más elevada también nos sentiremos en igualdad de condiciones dentro de la pareja, pudiendo desaparecer dudas que nos han torturado durante años.
La respuesta será clara: un sí es un sí y un no es un no, con lo que se genera un gran alivio. Podemos dejar atrás el cuestionamiento torturante y sabremos lo que realmente es adecuado para nosotros. A través de este proceso podemos encontrar el compañero adecuado, generándose una relación sólida, de la que puede surgir una familia y en la que el sentimiento de pertenencia le regalará a todos los integrantes fuerza y alegría. Se fortalece la conciencia grupal y la unión en un grupo.